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Residencia Familiar / Zunino + Grillo

Una casa de dos plantas en torno a un patio central en un barrio cool de Buenos Aires que fuera diseñada en los años 90 por el arquitecto Juan Ballester requería una puesta a punto para responder a las necesidades de sus nuevos dueños. ¿La premisa principal?: lograr una mayor […]

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Una casa de dos plantas en torno a un patio central en un barrio cool de Buenos Aires que fuera diseñada en los años 90 por el arquitecto Juan Ballester requería una puesta a punto para responder a las necesidades de sus nuevos dueños. ¿La premisa principal?: lograr una mayor comunicación entre los espacios. Y hubo equipo: el estudio que trabajó originalmente + el tándem María Zunino y Geraldine Grillo con su consabido talento para el interiorismo + el Estudio Bulla para generar un paisajismo acorde al proyecto. ¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas?

Madera de Incienso
Madera de Guayabira
Corian
Incienso
Guayabira

Notando la importancia del punto de fuga hacia el jardín, la idea fue enfatizar esa sucesión de espacios. Para eso se dotó al interior de una piel contenedora que va transformando los ambientes a medida que se avanza en el recorrido. El material elegido para hacerlo fue la madera de incienso, adaptable a los usos de la casa. Se le dio un lustre que aportó contemporaneidad y elegancia. El piso de guayabira fue especialmente seleccionado por su abanico de tonos.

Una gran lucarna corona el comedor y lo baña de luz natural, además de dar lugar a una araña con esferas de cristal de Poliform. El otro gran gesto es el Diorama de la artista Luna Paiva, con sus hojas y ramas profusas. Mesa con tapa de vidrio fumé y sillas tapizadas en cuero color visón, todo también Poliform.

Llevando al límite el recurso del incienso que va traspasando los ambientes, esta piel se extendió hasta la cocina, donde reviste uno de los muros que recorre todo el espacio. Una isla y muebles de guardado de piso a techo alojan todas las funciones. Como resultado de la convivencia de la madera lustrada con el Corian blanco, la laca gris brillante y los artefactos en acero inoxidable, la cocina es sobria, moderna y funcional.

El comedor diario continúa la línea de la isla central de la cocina y fue equipada con una gran mesa de mármol y sillas que reversionan las clásicas Windsor; todo el conjunto lleva la firma de la diseñadora Paola Navone para Crate & Barrel.

La madera de incienso también se materializó como revestimiento en el baño generando una potente sensación de continuidad. Como en el resto de la casa, se eligieron cortinas de madera de Hunter Douglas que se mimetizan con la superficie protagónica y realzan el efecto. En el cielo raso, una caja a modo de sombrero de espejo establece un juego de luces, sombras y multiplicación. Los apliques son estilo art deco.

La sala de baño principal conserva su mármol original en piso y mesada. La refacción introdujo Corian en color blanco como revestimiento de los muros. La zona húmeda, con bañera exenta y ducha, queda a resguardo por una gran mampara de vidrio. Una cuidada iluminación en la zona de bachas proporciona calidez al ambiente.

En ambas plantas se construyeron sendas pérgolas de estructura de aluminio revestida en madera. La de planta alta protege el balcón terraza que tiene el dormitorio principal. La de planta baja, en tanto, extiende hacia el jardín la zona de estar y el comedor, generando una galería. Un gran postigo de madera oculta la parrilla. Escoltada por cipreses añosos, una pileta angosta acompaña la extensión del terreno, tal como lo hace un espejo que se colgó en la medianera para duplicar el paisaje. Mobiliario de la línea Ghost Outdoor de Gervasoni y tumbonas de Design Within Reach.

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